Un vistazo a los orígenes y evolución del Mandato institucional asignado al Sistema de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED). Por su importancia, el FED es un banco central que marca tendencias y orientaciones de política monetaria a nivel internacional. Esta primera entrega se circunscribe a los primeros 15 a 20 años de su existencia.
El sistema bancario de los Estados Unidos, creado legalmente en la década de 1860, sufrió ocho crisis entre 1863 y 1913, dando lugar a una serie de “pánicos bancarios”, caracterizados por el deseo de parte del público de hacer líquidos, simultáneamente, sus recursos depositados en instituciones financieras. Los dañinos efectos de estos pánicos generaron tres “Grandes Depresiones”, sucesivamente más nocivas sobre el sector bancario y financiero, y en general sobre la economía, a partir de los años 1873, 1893 y 1907.[1]
En especial después de la crisis de 1907, vista como la primera crisis financiera mundial del siglo XX,[2] se consideró que el país necesitaba una reforma bancaria y monetaria a fin de que, cuando la economía se viera amenazada con el riesgo de un evento como ése, se contara con liquidez suficiente para que el dinero en circulación y el crédito pudieran contraerse o expandirse según requiriera su marcha normal. Así, el Sistema de la Reserva Federal de los Estados Unidos de América (el FED) fue creado con carácter de banco central el 23 de diciembre de 1913 con el objetivo de proveer a la nación un sistema monetario y financiero más seguro, más flexible y más estable.[3]
El Sistema se creó compuesto por una agencia gubernamental central e independiente, denominada la Junta de Gobernadores, con sede en Washington D.C., y 12 bancos regionales, denominados Bancos de la Reserva Federal, ubicados en igual número de las principales ciudades del país.[4]
Durante sus primeros años, el objetivo del FED no estaba detalladamente definido. Inclusive, cada uno de los 12 Bancos de la Reserva Federal gozaba de amplia autonomía para establecer sus propias políticas de operación. En caso de crisis financiera, su función de prestamista de última instancia consistía en proveer liquidez al sistema bancario para apoyar un mercado líquido y profundo, pero para entonces no estaba suficientemente claro lo que ello significaba. Su principal actividad consistía en redescontar documentos elegibles (aceptaciones bancarias) a los bancos comerciales afiliados.
Los Bancos de la Reserva Federal empezaron a operar en noviembre de 1914 pero desempeñaron un papel menor en el mercado financiero hasta que los Estados Unidos entraron a la Primera Guerra Mundial en 1917. A partir de entonces, el FED ayudó a financiar el esfuerzo bélico ofreciendo tasas de descuento preferenciales sobre los préstamos respaldados por bonos del gobierno. Hacia 1919, la continua expansión de su crédito redujo significativamente la proporción que representaban las reservas de oro que los bancos afiliados tenían en el propio FED, por lo que éste empezó a elevar su tasa de descuento. Debido a la significativa expansión del crédito de esos años el FED fue muy criticado por la inflación de la posguerra y por haber mantenido alta su tasa de descuento hasta mediados de 1921.[5]
Más tarde, entre 1923 y 1929, el FED siguió una política monetaria que promovió la estabilidad económica y una baja inflación. A pesar de los fracasos de cientos de bancos rurales, en su mayoría pequeños, el FED transcurrió sus primeros 15 años de existencia teniendo éxito al suavizar las variaciones en las tasas de interés, situación que cambió cuando no pudo prevenir una serie de pánicos bancarios a principios de la década de 1930.
Después del derrumbe de la Bolsa de Valores en 1929, el Banco de la Reserva Federal de Nueva York otorgó por su cuenta créditos en condiciones preferenciales, tanto en monto como en tasa de interés, para inyectar liquidez al sistema bancario. Aunque tales préstamos fueron oportunos y efectivos para controlar el pánico generalizado en los mercados y entre los depositantes, varios bancos miembros del FED expresaron su desagrado porque la Reserva Federal de Nueva York había actuado de manera discrecional.
La caída de la Bolsa de Valores fue la primera de una serie de crisis financieras ocurridas durante la Gran Depresión. Para 1930, a nivel sistema, la demanda de crédito disminuyó abruptamente lo que se interpretó como un indicio de que no se requerían estímulos adicionales.[6] En 1931 la contracción económica en Estados Unidos se profundizó, se presentó deflación, múltiples quiebras bancarias y las tasas de interés y los préstamos en la ventanilla de descuento disminuyeron.
Para empeorar las cosas, el 21 de septiembre de 1931, el Reino Unido abandonó el entonces vigente Patrón Oro y permitió que la libra esterlina flotara libremente. Ese hecho detonó el temor de que también los Estados Unidos dejarían el Patrón Oro, provocando grandes retiros de oro y divisas de los bancos comerciales estadunidenses. Ante ello, la Reserva Federal respondió aumentando sus tasas de descuento y la compra de aceptaciones bancarias en un esfuerzo por detener y luego revertir la salida de oro.[7] Aún así, la crisis financiera más aguda de la Gran Depresión empezó en febrero de 1933. Los Estados Unidos fueron barridos por pánicos bancarios caracterizados por fuertes retiros de oro y de divisas a lo cual el FED respondió con la misma receta de aumentar tasas y comprar más aceptaciones, lo que, al parecer, empeoró el estado de las cosas.
Diversos estudios[8] sobre la Gran Depresión sugieren explicaciones a la reducida efectividad de las acciones del FED durante la Gran Depresión, entre las que se encuentran:
La defectuosa coordinación entre la Junta de Gobernadores y los Bancos de la Reserva Federal.
El apego al Patrón Oro, que impidió que el FED siguiera políticas más expansionistas.
La aplicación de políticas erróneas de tasas de interés y préstamos de la ventanilla de descuento, derivada de su apego a una doctrina monetaria que no distinguía entre crisis de demanda y crisis de oferta en el mercado de préstamos, malinterpretando así las señales de la economía y las de las tasas de interés.
Las restricciones para el acceso a la ventanilla de descuento a bancos no miembros.
El impedimento para los bancos comerciales de contar con sucursales bancarias en todo el país, lo que hubiese contribuido a una estructura de mercado más estable con menos necesidad de un prestamista de última instancia.
Continuará.
Enviado por Enrique en enero 17, 2023